Cuando una persona se siente mal, es difícil mantener una actitud positiva. Pero, ¿sabía que su forma de pensar afecta la manera en que se siente? ¿Estaría usted dispuesto a hacer lo que fuese necesario para sentirse mejor?
Si tiene una enfermedad o dolor intenso, es difícil no dejar que el estado de salud afecte las actividades cotidianas y su visión de la vida. La gente que sufre dolor a menudo no busca ayuda y, cuando el sufrimiento dura mucho tiempo, tiende a darse por vencida.
En general, las personas aprenden a adaptarse a sentirse mal y llegan a creer que las cosas nunca van a mejorar y es debido a esta mentalidad que el éxito es tan raro. Independientemente de la gravedad de su estado, le corresponde a usted y sólo usted encontrar la fuerza interior para continuar.
Trate de pensar de forma diferente, manteniendo los siguientes principios:
Hay una diferencia entre saber y creer
Creer que se puede estar 100% libre de dolor está muy bien. ¿Pero qué sucede si usted sostiene la creencia de que el dolor va a pasar y entonces tiene un revés? Usted podría encontrarse cuestionando esa creencia en algún momento. Por otro lado, saber que tiene el poder para sentirse mejor le ayudará a superar los inevitables altibajos. Así que viva sabiendo.
Viva con expectativa
Enfrente cada día con la confianza de que usted va a estar mejor y se va a mantener saludable. Esto comienza con sus pensamientos y las palabras que utiliza, ya que éstos afectarán sus acciones. Si no ha sido capaz de hacer algo que le gusta desde hace mucho tiempo, dígase a usted mismo que va a realizar dicha actividad en una fecha específica en el futuro.
Hable con cada persona que encuentre sobre sus planes
Lea libros y mire videos que se relacionen con esa acción. Llene su mente con el placer de hacerlo. Entonces comience a prepararse para ello, desempolve la caña de pescar, limpie la bicicleta o compre ese nuevo par de zapatos para trotar y póngalos donde pueda verlos todos los días para recordar que usted espera volver a correr de nuevo.